¿CUÁL ES EL SIGNIFICADO DE?
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España
Málaga (España). El siginificado de la palabra, en primer término, viene a significar: Borracho, estar bebido: Ese es un "pillao", está "pillao" -en castellano."pillado"-. La palabra se trasforma, cosa del habla andaluza, en PIYAYO, nombre que más tarde se le asigna a un personaje celebre: Rafael Flores Nieto, gitano, artista, cantaor de flamenco al que hace famoso el poeta José Carlos de Luna y la recitación de sus verso por José Gonzalez Marin el recitador. Existe abundante materia en internet para conocer los versos del primero y los cantes de Rafael "EL PIYAYO
Miguel Ángel del Pozo. Málaga
El sobrenombre se universaliza, salvando las distancias, el nombre de Alonso Quijano es más conocido por Don Quijote: a Rafael Flores Nieto le sucede otro tanto.
Si decimos Don Juan todos entendemos de quien se trata y el significado que se le dá. Si decimos Piyayo, sucede algo parecido.
España
México
¿Quién es la Chingada? Ante todo, es la madre. No una madre de carne y hueso, sino una figura mítica. La Chingada es una de las representaciones mexicanas de la Maternidad, como la Llorona o la "sufrida madre mexicana" que festejamos el diez de mayo. La Chingada es la madre que ha sufrido, metafórica o realmente, la acción corrosiva e infamante implícita en el verbo que le da nombre. Vale la pena detenerse en el significado de esta voz.
En la Anarquía del lenguaje en la América española, Darío Rubio examina el origen de esta palabra y enumera las significaciones que le prestan casi todos los pueblos hispanoamericanos. Es probable su procedencia azteca: chingaste es xinachtli (semilla de hortaliza) o xinaxtli (aguamiel fermentado). La voz y sus derivados se usan, en casi toda América y en algunas regiones de España, asociados a las bebidas alcohólicas o no: chingaste son los residuos o heces que quedan en el vaso, en Guatemala y El Salvador; en Oaxaca llaman chingaditos a los restos del café; en todo México se llama chínguere o, significativamente, piquete al alcohol; en Chile, Perú y Ecuador la chingana es la taberna; en España chingar equivale a beber mucho, a embriagarse; y en Cuba, un chinguirito es un trago de alcohol.
Chingar también implica la idea de fracaso. En Chile y Argentina se chinga un petardo, "cuando no revienta, se frustra o sale fallido". Y las empresas que fracasan, las fiestas que se aguan, las acciones que no llegan a su término, se chingan. En Colombia, chingarse es llevarse un chasco. En el Plata un vestido desgarrado es un vestido chingado. En casi todas partes chingarse es salir burlado, fracasar. Chingar, asimismo, se emplea en algunas partes de Sudamérica como sinónimo de molestar, zaherir, burlar. Es un verbo agresivo, como puede verse por todas esas significaciones: descolar a los animales, incitar o hurgar a los gallos, chunguear, chasquear, perjudicar, echar a perder, frustrar.
En México los significados de la palabra son innumerables. Es una voz mágica. Basta un cambio de tono, una inflexión apenas, para que el sentido varíe. Hay tantos matices como entonaciones: tantos significados como sentimientos. Se puede ser un chingón, un Gran Chingón (en los negocios, en la política, en el crimen, con las mujeres), un chingaquedito (silencioso, disimulado, urdiendo tramas en la sombra, avanzando cauto para dar el mazazo), un chingoncito. Pero la pluralidad de significaciones no impide que la idea de agresión en todos sus grados, desde el simple de incomodar, picar, zaherir, hasta el de violar, desgarrar y matar se presente siempre como significado último. El verbo denota violencia, salir de sí mismo y penetrar por la fuerza en otro. Y también, herir, rasgar, violar cuerpos, almas, objetos, destruir. Cuando algo se rompe, decimos: "se chingó". Cuando alguien ejecuta un acto desmesurado y contra las reglas, comentamos: "hizo una chingadera".
La idea de romper y de abrir reaparece en casi todas las expresiones. La voz está teñida de sexualidad, pero no es sinónima del acto sexual; se puede chingar a una mujer sin poseerla. Y cuando se alude al acto sexual, la violación o el engaño le prestan un matiz particular. El que chinga jamás lo hace con el consentimiento de la chingada. En suma, chingar es hacer violencia sobre otro. Es un verbo masculino, activo, cruel: pica, hiere, desgarra, mancha. Y provoca una amarga, resentida satisfacción en el que lo ejecuta.
Lo chingado es lo pasivo, lo inerte y abierto, por oposición a lo que chinga, que es activo, agresivo y cerrado. El chingón es el macho, el que abre. La chingada, la hembra, la pasividad pura, inerme ante el exterior. La relación entre ambos es violenta, determinada por el poder cínico del primero y la impotencia de la otra. La idea de violación rige oscuramente todos los significados. La dialéctica de "lo cerrado" y "lo abierto" se cumple así con precisión casi feroz.
El poder mágico de la palabra se intensifica por su carácter prohibido. Nadie la dice en público. Solamente un exceso de cólera, una emoción o el entusiasmo delirante, justifican su expresión franca. Es una voz que sólo se oye entre hombres, o en las grandes fiestas. Al gritarla, rompemos un velo de pudor, de silencio o de hipocresía. Nos manifestamos tales como somos de verdad. Las malas palabras hierven en nuestro interior, como hierven nuestros sentimientos. Cuando salen, lo hacen brusca, brutalmente, en forma de alarido, de reto, de ofensa. Son proyectiles o cuchillos. Desgarran. Los españoles también abusan de las expresiones fuertes. Frente a ellos el mexicano es singularmente pulcro. Pero mientras los españoles se complacen en la blasfemia y la escatología, nosotros nos especializamos en la crueldad y el sadismo. El español es simple: insulta a Dios porque cree en él. La blasfemia, dice Machado, es una oración al revés. El placer que experimentan muchos españoles, incluso algunos de sus más altos poetas, al aludir a los detritus y mezclar la mierda con lo sagrado se parece un poco al de los niños que juegan con lodo.
Hay, además del resentimiento, el gusto por los contrastes, que ha engendrado el estilo barroco y el dramatismo de la gran pintura española. Sólo un español puede hablar con autoridad de Onán y Don Juan. En las expresiones mexicanas, por el contrario, no se advierte la dualidad española simbolizada por la oposición de lo real y lo ideal, los místicos y los pícaros, el Quevedo fúnebre y el escatológico, sino la dicotomía entre lo cerrado y lo abierto. El verbo chingar indica el triunfo de lo cerrado, del macho, del fuerte, sobre lo abierto.
La palabra chingar, con todas estas múltiples significaciones, define gran parte de nuestra vida y califica nuestras relaciones con el resto de nuestros amigos y compatriotas. Para el mexicano la vida es una posibilidad de chingar o de ser chingado. Es decir, de humillar, castigar y ofender. O a la inversa. Esta concepción de la vida social como combate engendra fatalmente la división de la sociedad en fuertes y débiles. Los fuertes los chingones sin escrúpulos, duros e inexorables se rodean de fidelidades ardientes e interesadas. El servilismo ante los poderosos especialmente entre la casta de los "políticos", esto es, de los profesionales de los negocios públicos es una de las deplorables consecuencias de esta situación. Otra, no menos degradante, es la adhesión a las personas y no a los principios. Con frecuencia nuestros políticos confunden los negocios públicos con los privados. No importa. Su riqueza o su influencia en la administración les permite sostener una mesnada que el pueblo llama, muy atinadamente, de "lambiscones" (de lamer).
El verbo chingar maligno, ágil y juguetón como un animal de presa engendra muchas expresiones que hacen de nuestro mundo una selva: hay tigres en los negocios, águilas en las escuelas o en los presidios, leones con los amigos. El soborno se llama "morder". Los burócratas roen sus huesos (los empleos públicos). Y en un mundo de chingones, de relaciones duras, presididas por la violencia y el recelo, en el que nadie se abre ni se raja y todos quieren chingar, las ideas y el trabajo cuentan poco. Lo único que vale es la hombría, el valor personal, capaz de imponerse.
La voz tiene además otro significado, más restringido. Cuando decimos "vete a la Chingada", enviamos a nuestro interlocutor a un espacio lejano, vago e indeterminado. Al país de las cosas rotas, gastadas. País gris, que no está en ninguna parte, inmenso y vacío. Y no sólo por simple asociación fonética lo comparamos a la China, que es también inmensa y remota. La Chingada, a fuerza de uso, de significaciones contrarias y del roce de labios coléricos o entusiasmados, acaba por gastarse, agotar sus contenidos y desaparecer. Es una palabra hueca. No quiere decir nada. Es la nada.
Octavio Paz - Octavio Paz
De El laberinto de la soledad
DENOTANDO FRAUDE - Me chingaron
ROBO - Me (la/lo) chingaron
IGNORANCIA - Sepa la chingada
AMENAZA - Te voy a chingar
PRESUMIR - Soy el más chingón
DISTANCIA - Hasta la chingada
DESPRECIO - Vales para pura chingada
CELOS - Con quién chingados estabas?
INCONFORMIDAD - Son chingaderas!! Ya ni la chingan...
PETICION - Vete a la chingada
CALIFICATIVO - Chingaquedito
HOSTILIDAD - Y tú quién chingados eres??
FRUSTRACION - Ah que bien chingas!!!
TERMINAL - Ese ya chingó a su madre
INCERTIDUMBRE - Y no nos irán a chingar??
ORDEN- chingatelo
CERTEZA - Ya nos chingaron
ADVERTENCIA - Síguele y te va a cargar la chingada
INCOMPETENCIA - No sé que chingados hacer.
DISCRECION - Chingao
ENOJO - Que vaya y rechingue a su madre
COMPASION - Que fea chinga le metieron
TRIUNFALISMO - Ya chingué
DERROTISMO - Me chingué
HUMORISMO - Está bien que chingues pero... a tu madre la respetas!!!
DESPEDIDA - Vámonos a la chingada
CHISME - ¿Supiste a quién se chingaron ayer??
ADMIRACION - Tá chingón!!!!
ANTIMODERNISTA - Que chinguita con los celulares
INCREDULIDAD - Ah!! chingá, chingá, chingá!....
ABURRIMIENTO - Pos ah, que la chingada
DENOTANDO UN ERROR - Está de la chingada
México
España
Castro del Río es una villa situada al sureste de la provincia de Córdoba, en la campiña. Dista 42 kilómetros de la capital y tiene una altitud de 236 metros sobre el nivel del mar. La superficie de su término municipal es de 218,8 kilómetros cuadrados, y su población es de 8.083 habitantes.
Enclavado su término en la campiña, por su localización sur-oriental participa junto con Espejo y Baena de una caracterización geográfica muy específica, hasta el punto de poder hablar, como una subcomarca de la periferia meridional campiñesa. La originalidad le viene de la presencia en la zona sur del término, de formaciones bien distintas a las del conjunto campiñés.
Podemos encontrar materiales del mioceno o triásicos, sacados a la luz por la erosión del río Guadajoz. Se trata de una masa heterogénea que procedente de las Béticas, se ha deslizado hasta esta zona. Esta diversidad litológica no supone un cambio radical en el relieve, pero introduce variantes que pueden romper la monotonía de las formas de la Campiña e introduce líneas más vigorosas, mayores pendientes, abundancia de barranqueras, cárcavas, etcétera.
A su vez, esta diferenciación suele tener repercusiones económicas, pues los suelos formados sobre los materiales anteriormente descritos, en presencia de calizas, yesos, que suelen ser pobres y se orientan fundamentalmente al olivar, en el que los suelos creados en sustrato mioceno optan por la tierra calma y el olivar.
En lo que se refiere al clima, Castro del Río no presenta rasgos específicos diferenciados del resto de la campiña, y se mantiene la constante mediterránea de veranos bastante calurosos, inviernos templados-fríos y una pluviosidad media entre 500-550 milímetros, todo ello en el marco de cierta continentalización, producto del relativo alejamiento del mar.
Aunque las lluvias, no demasiado abundantes, difícilmente pueden modificar las condiciones agrarias de Castro respecto de su entorno, sin embargo, sí que puede hacerlo su hidrografía, pues la presencia del Guadajoz, cruzando de este a oeste el término, en su camino hacia el Guadalquivir, determina la presencia de zonas irrigadas que superficialmente suponen una envergadura mayor a la habitual en la campiña.
La actividad agraria en conjunto, supone el medio de vida predominante para la población, muy por encima del sector industrial o de servicios.
castro, rio
España
Venezuela
En el mundo, más de 500 millones de personas hablan español. Sin embargo, el español tiene ciertas peculiaridades, ya que no en todos los países o regiones se habla igual y tienden a tener palabras típicas, propias de sus habitantes; además de esto una sola palabra puede tener diversos significados dependiendo del país en el que te encuentres y te sorprendería conocerlos, ya que no tiene nada que ver un significado con otro. DiccionarioLibre es una página donde juntos podemos crear un diccionario informal online y divertido, donde puedes buscar desde las palabras más populares y conocidas, hasta las más extrañas, que utilizaban en la época de tus abuelos y juntos descubrir lo amplio de nuestro idioma.
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Venezuela
España
Pedazo de tierra rodeado de agua por todas partes menos dos: la que se atraganta con Portugal, para llegar al Atlántico, y la zona pirenaica; tiene además, unos cuántos terrones sobresalientes del mar , entre los que están las Islas Canarias, las Cíes y Marbella. Y un pedazo de peña con el que Gran Bretaña, le torea, llamado el Peñón de Gibraltar.
Destaca por el montón de huelgas, el pasotismo de la clase política respecto a la ciudadanía, y el hartazgo de la clase media; altos niveles de corrupción, y monarquía impuesta desde el año de la pera por un dictador (Franco); y el asco predominante, gracias al cuál alguna gente pide independencia , y otra se larga del país.
Por último decir que forma parte de Europa, con quién comparte la moneda del Euro. Con quién adquirió tanta deuda, que estuvo a punto de estar intervenida.
La españolidad no es algo que se sienta, es algo que se afirma , si las circunstancias van bien, y sobre lo que se escupe si las cosas van mal.
(Ver entrevistas o puntos de vista de la gente, cuándo los controladores aéreos montan huelga)
Juventud de personas que se marchan a alemania y otros países porque en españa no encuentran trabajo
Caso Noos de la infanta
Proceso de independentismo catalán
Manifestaciones de gente diciendo que los políticos no les representan
Paso de una buena economía a un intervencionismo por parte de Europa
España
Costa Rica
A vueltas sobre maje/mae
Fernando Díez Losada
fdiez@nacion.com
filólogo
M aje/mae se ha considerado en nuestros tiempos como uno de los costarriqueñismos populares de uso más generalizado, en el plano coloquial, desde luego. Pero no nos equivoquemos, el DRAE registra el término maje y atribuye su uso no solo a Costa Rica, sino también a casi el resto del istmo y a México. Véanlo: “ maje . 1. adj. C. Rica, El Salv., Hond., Méx. y Nic. tonto (falto de entendimiento o de razón). No sea usted maje, no deje que lo boten del trabajo . U. t. c. s. 2. m. jerg. C. Rica y Hond. Muchacho, joven . 3. m. Nic. fulano (persona indeterminada). Hacerse el maje . 1. loc. verb. coloq. C. Rica y Hond. hacerse el tonto”.
Por otra parte mae no lo recoge el DRAE y parece ser, esta vez sí, exclusivamente tico. Se trata, en realidad, del mismo término maje al que se le ha aplicado, por comodidad tal vez, la figura de dicción conocida como síncopa, consistente en la supresión de uno o más sonidos dentro de un vocablo: en este caso se eliminó la jota.
Siempre tuvimos nuestras dudas sobre el vocablo maje en México. Si partimos de la tesis de que el vocablo maje (y después mae ) nació en Tiquicia (y más concretamente en la capital) no hace tantos años (Carlos Gagini no lo registra en su diccionario), ¿cómo llegó a México, incluso sin pasar por Guatemala? Sin embargo, en el Diccionario del español usual en México, dirigido por Luis Fernando Lara, se lee: “ maje adj y s m y f (Coloq) Que es tonto o ingenuo: «¡Qué maje eres; así no se corta la madera», «Se hizo el maje cuando lo interrogaron»...”.
El origen que algunos han dado a este vocablo tico maje (exportado después, aun sin TLC, al resto de Centroamérica y México) se relaciona con un inocente aprendiz de zapatero, a principios del siglo pasado, encargado de majar o martillear las láminas de suela. Sus amigos le decían burlonamente cuando pasaban por el taller: “ maje, maje ... más duro”.
Hacerse el maje . 1. loc. verb. coloq. C. Rica y Hond. hacerse el tono”, «Se hizo el maje cuando lo interrogaron»...”.
Costa Rica
Ecuador
Te has preguntado alguna vez por qué una playa cambia tanto de aspecto según tenga marea alta o baja? Pues la causante es la Luna, que ejerce una atracción gravitatoria sobre nuestro planeta y determina que el caudal de las aguas ascienda o descienda en ciclos periódicos. Si no hubiera ningún astro alrededor de la Tierra, el nivel de agua no se alteraría. Pero la Luna influye hasta el punto de que su efecto es mayor o menor dependiendo de la posición en la que se encuentre
Una marea es el ascenso y descenso periódico de las aguas del mar. Se trata de un efecto producido por la atracción gravitatoria de la Luna y del Sol sobre el agua y la Tierra. Este ciclo se repite en periodos de 12 horas (mareas semidiurnas) y de 24 horas (diurnas). Lo normal es que sean mixtas; es decir, que en la misma costa se den los dos tipos de mareas
Para explicar por qué se produce este fenómeno tenemos que remontarnos a la Ley de la Gravedad, descrita por Newton. Según éste, la atracción gravitatoria depende de tres cosas: las masas de dos cuerpos y la distancia que los separa. Demostró que la fuerza es inversamente proporcional al cuadrado de la distancia. En otras palabras, que la fuerza de la marea depende de la distancia a la que esté el astro. Por eso sólo el Sol y, sobre todo, la Luna (más cercana a nuestro planeta) ejercen esa atracción gravitatoria. Si no hubiera ningún astro alrededor de la Tierra, el nivel de agua no se alteraría.
la marea negra del oceano pacifiko
Ecuador